La transmisión de los valores humanos debe empezar en edades muy
tempranas, por lo que es fundamental el papel que podamos ejercer como
padres.
Sin entrar en la cuestión básica de toda ética de por qué algo está
bien o está mal, podemos afirmar que en realidad lo que, como
educadores, queremos inculcar a nuestros hijos es que “esto te hará
feliz, y esto otro te hará infeliz”.
En el fondo lo único que
deseamos es que sean felices y, por eso, procuramos inclinarlos hacia lo
que a nosotros nos ha hecho felices, o hacia lo que creemos que, si lo
hubiéramos hecho, nos habría hecho felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario